Empresas que han implantado la jornada intensiva han llegado a reducir sus índices de absentismo y siniestralidad en un 60%.
España es uno de los países donde más horas pasamos en el puesto de trabajo. Sin embargo, las jornadas laborales largas no se traducen en una mayor productividad; al contrario, nos encontramos en la cola de Europa en este sentido. “Tenemos la cultura del presentismo y ésta es una tercermundista”, asegura Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). En su opinión, esa mentalidad está muy arraigada en nuestra concepción del trabajo y cree que España debería remplazarla por la cultura de la eficiencia. Para ello, habría que empezar por aplicar medidas ya aprobadas como, por ejemplo, el Plan Concilia que, entre otras cosas, dice que a las seis de la tarde todos los funcionarios deben finalizar su jornada laboral. Sin embargo, “estamos pagando la luz y el aire acondicionado o la calefacción a los funcionarios hasta las nueve o las diez de la noche. Esta no es la España del siglo XXI. El Gobierno debería dar ejemplo”.
No existe un cálculo global del impacto que tendría sobre nuestra economía la aplicación de horarios racionales. Hasta ahora no se hecho, pero Buqueras echa mano de una compañía del Ibex, Iberdrola, que dio un paso al frente en 2007 incorporando horarios racionales. “Han pasado siete años y la empresa dice que están mejorando la productividad, reduciendo gastos y, además, los empleados están más satisfechos”. Con esta medida Iberdrola ha reducido sus índices de absentismo y de siniestralidad, que se ha reducido cerca de un 60% en los últimos cinco años. Y es que está comprobado que la mayoría de los accidentes se producen por las tardes. Buqueras menciona otros ejemplos como Caixabank, Ono, Repsol… que también han implantado horarios racionales con resultados muy positivos.
Pero no solo las grandes compañías están empezando a ver las ventajas de racionalizar el número de horas que dedicamos al trabajo, también algunas pymes, cada vez más, están acogiendo de buen grado este cambio que ha demostrado dar buenos resultados en aquellas que ya lo han adoptado. Ángel Largo, socio director de Solutio, un grupo de empresasdedicadas a la prestación de servicios en tecnología, consultoría y recursos humanos, apunta que siempre ha considerado que las personas son fundamentales para el éxito de una compañía. “La clave para la obtención de mejores resultados es que las personas puedan desarrollar su trabajo en un entorno que permita tener el mayor número de facilidades posibles”. Largo afirma que todas las empresas que implantan la racionalización de horarios coinciden en que es positivo no solo para los trabajadores sino también para la propia empresa. “Para nosotros el resultado es significativo: a pesar de la crisis, hemos tenido un crecimiento sostenido en producción y rentabilidad durante estos años”.
Ángel Largo aboga por un cambio de mentalidad y recuerda que hubo un presidente de la CEOE, hoy en la cárcel, que dijo que con la crisis había que trabajar más y ganar menos. “Yo estoy en total desacuerdo con esa afirmación. Es una mentalidad del siglo XIX, obsoleta”, señala.
El presidente de Arhoe considera que los perjudicados por estos horarios irracionales somos todos, pero fundamentalmente las mujeres y los niños. ”Aunque hay centenares de empresas pequeñas, medianas y grandes que han abierto los ojos, queda mucho camino que recorrer para interiorizar que la conciliación y la igualdad son rentables”, concluye.