La cuarta revolución industrial llego para quedarse, ésta denominación se utilizó por primera vez en la Feria de Hanover Alemania en el año 2011, para referirse a la Industria 4.0. A la fecha se estima la pérdida de cinco millones de empleos en todo el mundo que no serán reemplazados, los cambios más dramáticos que enfrentaremos serán, demográficos, socioeconómicos y tecnológicos. Estamos parados ante las puertas de un nuevo ciclo como sociedad, comienza la era del bigdata, la internet de las cosas, la inteligencia artificial, la tecnología de la nube y la robótica.
El miedo de ser reemplazado por una máquina se remonta a principios del siglo XIX, cuando se consolida la revolución industrial. Para ese entonces los trabajadores querían acabar con las máquinas, las consideradas responsables de los despidos y los malos salarios de ese entonces.
El progreso y desarrollo de la inteligencia artificial cada día avanza a pasos agigantados, los grandes expertos en la materia y el Foro Económico Mundial, más conocido como el Foro de Davos, estiman que para 2025 muchos de los empleos actuales serán ocupados por robots.
En nuestro país el Economista Ignacio Munyo, realizó una réplica de una metodología de investigación de la Universidad de Oxford, que revela que un 54% de los empleos corren riesgo de ser automatizados en los próximos 10 a 20 años. Los sectores de mayor probabilidad de automatización son, la agricultura con un 78%, la industria con un 75% y el comercio con un 69%, el sector que tiene menos probabilidad es el sector servicios con 38%.
En función a esto nos preguntamos cuáles serán las actividades que no serán reemplazables por la automatización, según Munyo aquellas actividades que utilizan la percepción, la manipulación, la habilidad creativa y la inteligencia social, no serán automatizables. En éste sentido, el Foro de Davos plantea que las diez habilidades más demandadas para el 2020 serán: Resolución de Problemas Complejos; Pensamiento Crítico; Creatividad; Gestión de Personal; Coordinación con Otros Trabajadores; Inteligencia Emocional; Juicio y Toma de Decisiones; Orientación al Servicio; Negociación y Flexibilidad Cognitiva.
En la actualidad un tercio de éstas habilidades no se consideran necesarias para desempeñar un rol en el mundo laboral. Ante éste panorama mundial los nuevos trabajadores deben reinventarse y ser personas adaptativas, ya que la inteligencia artificial crece de manera exponencial y nos encontramos como profesionales frente al desafío de desarrollar la flexibilidad de competencias intelectuales, cognitivas y sociales.
Los profesionales más demandados serán los llamados Knowmads o Nómades del Conocimiento, éste término fue acuñado por Jhon Moravec, para referirse a personas innovadoras, imaginativas, creativas, colaborativas con cualquier persona en cualquier momento y lugar.
Uruguay se encuentra en una etapa crucial de transición hacia la automatización donde debe transformar sus aspectos legales, educativos, comerciales y tecnológicos. En relación a los aspectos legales, encontramos una normativa legal rígida, que hace foco en los aspectos fabriles orientados a la producción, a nivel educativo es imperante la formación en habilidades blandas, es decir, aquellas habilidades comunicativas y de relacionamiento, como lo son la creatividad, la capacidad de trabajar en equipo, la responsabilidad, la honestidad, el compromiso y las actitudes proactivas a la hora de resolver problemas y generar ideas innovadoras que ayuden a impulsar el crecimiento de la cultura organizacional.
En el ámbito comercial y tecnológico se vuelve significativo contar con una rápida apertura y adaptación hacia la incorporación de nuevas tecnologías como: la nanotecnología, la robótica, la inteligencia artificial, la impresión 3D, la genética y la biotecnología. Considerando éste escenario, es contingente redefinir el concepto de trabajo el cual no es percibido como antes, adquiere un sentido y significado adaptado a las nuevas formas de producción y apropiación que cada trabajador hace de su labor, la cual está sustentada en la volatilidad de la transformación.
Tenemos un desafío planteado: redefinir nuestras formas de hacer, sentir y pensar, porque la transformación de las formas de producción, está instalada.
Es tiempo de pensar, no de procesar.
Lic. Psic. Silvina Acuña
Lic. Psic. Luján Olivera
Lic. Com. Yennifer Primera