Resulta tema de actualidad el cambio y con él la transformación, pero te has preguntado ¿qué tan preparado estás para ello?

Al respecto John P. Kotter, reconocido como uno de los gurús contemporáneos de la administración, ha estudiado desde fines del siglo XX, la actitud y comportamiento de quienes toman decisiones en las empresas para enfrentar la turbulencia de los tiempos modernos, pero con un sentido de competitividad, circunstancia que induce a una forma de pensar y de actuar enfocada a lo que él denomina en su obra más reciente: “el sentido de la urgencia”.

La urgencia sin duda es un desafío, por eso cuando no se maneja bien, incluso las personas más capaces y las organizaciones ricas en recursos pueden ser seriamente afectadas en diferentes aspectos de la organización, lo que genera errores significativos que las llevan a crisis de diferente dimensión y en un caso extremo, a rupturas severas e incluso la desaparición. Contrario a esto, cuando la urgencia se maneja bien en una empresa, corporativo, nación y hasta en el planeta; es posible alcanzar resultados satisfactorios en lo individual y colectivo a pesar de los obstáculos.

Al respecto, vale la pena mencionar los resultados del análisis de 100 casos de esfuerzos organizacionales para producir cambios de gran escala relacionados con la implementación de nuevas estrategias de crecimiento, introducción de nuevos sistemas de tecnología de la información y la reorganización para la reducción de gastos. Se encontró que en más de 70% de las situaciones en las cuales los cambios eran necesarios, éstos no se emprendieron del todo, los esfuerzos fallaron, o se lograron sobrepasando el presupuesto, tarde y de forma frustrante. Solo en 10% de los casos, las personas lograron más de lo que se creía posible.

Para sorpresa de Kotter y su equipo de investigadores, por lo menos 10% utilizó una fórmula similar en casi todos los casos, se dieron cuenta que uno de los principales errores al tratar de cambiar ocurre porque no se crea sentido de urgencia entre un grupo amplio de personas, esto es lo que no permite crear el marco requerido para dar el salto hacia una nueva dirección.

¿Algo más? Si en vez de quejarte tienes claro que la naturaleza del tiempo que te tocó vivir para hacer negocios es brutalmente cambiante, hay que tomar el toro por los cuernos.

Si bien esta realidad enfrenta a un sinfín de peligros y amenazas, también ofrece múltiples oportunidades. Esta es –afirma Kotter– la naturaleza de los ambientes cambiantes. Ten en cuenta que capitalizar las oportunidades exige muchas habilidades y recursos, eso sí, todo ha de comenzar con un sentido de urgencia alto entre un gran grupo de personas. ¡Qué esperas, empieza a conformar ese grupo y antes de lo que imaginas habrás roto una nueva barrera de competitividad!

Lo que no debes hacer

  1. Al comienzo de cualquier esfuerzo por hacer cambios de alguna magnitud, si el sentido de urgencia no es alto y la autocomplacencia es baja, todo lo demás se dificulta.
  2. El éxito lleva a la autocomplacencia con facilidad, por lo mismo ésta es mucho más común de lo que se piensa y es frecuente que sea invisible para los involucrados.
  3. Puede existir un falso sentido de urgencia, aunque la organización sea vigorosamente activa, si lo que la mueve es la ansiedad y el ganar tan pronto como sea posible, se genera movimiento rápido en círculo con una orientación disfuncional que impide aprovechar oportunidades clave y enfrentar los problemas corroen a la organización.
  4. Confundir la urgencia falsa con una real es muy grave, porque se pierde tiempo, dinero, esfuerzos y productividad, ocasiona desempeños equívocos, los negocios no cumplen sus metas y suele lastimarse -a veces gravemente- a las personas.
  5. La falsa urgencia y la autocomplacencia pueden reconocerse y transformarse en un verdadero sentido de urgencia, pero se requieren estrategias y tácticas prácticas específicas.
  6. La urgencia se vuelve cada vez más importante porque el cambio deja de ser ocasional para convertirse en algo continuo, lo que trae una combinación de adquisiciones, nuevas estrategias, grandes proyectos de tecnología de la información y reorganizaciones, las cuales requieren un flujo incesante de trabajo para quienes toman decisiones.

Lo que sí debes hacer

  1. Los ganadores se aseguran primero de que las personas sientan un verdadero sentido de urgencia para buscar oportunidades decisivas y los riesgos que corre una organización.
  2. Equipo guía. Las personas con este perfil identifican rápidamente los asuntos clave y conforman equipos fuertes y comprometidos para llevar a cabo una iniciativa ambiciosa de cambio, a pesar de tener demasiado trabajo.
  3. Visiones y estrategias: Los equipos fuertes y comprometidos guían los esfuerzos en busca de visiones y estrategias para manejar asuntos clave, incluso cuando las mejores estrategias sean esquivas.
  4. Comunicación: Los equipos sienten una necesidad imperiosa de comunicar visiones y estrategias a las personas apropiadas, a fin de ganar adeptos y generar mayor sentido de urgencia en sus organizaciones.
  5. Facultamiento: Estas personas otorgan poder a quienes están comprometidos a hacer de la visión una realidad y eliminan los obstáculos que aparecen en el camino, aunque sea difícil.
  6. Triunfos a corto plazo: Los equipos con esta característica llevan a quienes han otorgado poder a lograr triunfos visibles, claros y a corto plazo, logros que silencian críticas y desarman a los cínicos.
  7. Jamás disminuir la intensidad: Este tipo de grupos no dejan que sus organizaciones vuelvan a caer en la comodidad de la autocomplacencia después de obtener los primeros éxitos.
  8. Lograr que el cambio se mantenga: Las organizaciones se sienten obligadas a buscar maneras de asegurarse de que cualquier cambio se mantenga, institucionalizándolo en la estructura, en los sistemas y, sobre todo en la cultura.

por Bertha Eugenia Stores
colaboradora en Mundo Ejecutivo

Visto en: http://mundoejecutivo.com.mx/

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